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martes, 30 de agosto de 2016

Olvidar tu recuerdo:



Aún con las sábanas revueltas

navego por la amplitud de tu nombre.
La llama que me acecha y me pisa,
el sudor frío que provoca tu sombra.
Y el anhelo por querer más de ese miedo incandescente
en la inseguridad de tus labios.

Abro los ojos y respiro.

limpio el sudor de mi frente
y deseo cinco minutos más de las caricias
huyendo de tus brazos.
Recupero el habla,
y me pregunto cuál es mi rutina:

¿Recordarte o evitar tu recuerdo?


La monotonía es innovadora,

y resalta la costumbre de perderme en tu tiempo.
-Que ahora también es mi tiempo-
Balancearme en tu cabello y tocarlo con las yemas de los dedos
antes de que desaparezca como un "nosotros" en el olvido.

El olvido inexistente,

recuerdo tu olvido
y nunca olvido tu recuerdo.
¿Cómo puedo recordar algo que no existe?
Tu olvido se me clava como una estaca inerte
en lo más profundo de mis recuerdos.

Tiemblo cuando tu mirada recorre mi nuca.

Cuando giro y no encuentro nada
y lo encuentro todo.
Sigo tapado en tus ojos turquesas
en el sueño que me quitan,
y en la vida que me dan.
Sigo quedándome sin aliento,
cuando pestañeo y como un cubo de agua fría
no es tu figura quien se posa en mí.
De nuevo su sombra armada con un suspiro
que me hace girar como mil tormentas.
Y abro los ojos.
De vuelta a la rutina.

¿Recordarte u olvidar tu recuerdo?


Mis pupilas se dilatan,

mi corazón no se acelera,
pero se huele a kilómetros el miedo.
¿Es ese tu olvido o solo tu recuerdo?
Entonces te acercas,
y no diferencio mi propia voluntad
y solo espero que te vayas
para poder quedarme contigo.
Para poder estar otros cinco minutos
huyendo de tus manos para alcanzar tus caricias.
Borrando tu poesía con una goma que escribe en tinta negra.


Mi pulso flaquea al pensar en ti,

así sosteniendo un lápiz
puedo escribir tu nombre y apellidos
sin trazar una letra.

Puedo olvidar tu tímida sonrisa.

Mi mirada jugando con la tuya.
Puedo olvidar las confesiones
y las oraciones dedicadas.
Puedo olvidar los sentimientos
y las ganas de ti.
Pero todavía mi mano tiembla al verte,
recordándome nuestro cuento de hadas.
Recordando la poesía que se escribía sin aliento en cada centímetro de tu piel.

Y cuando se talla la moraleja,

la rutina vuelve al flote.
Se marca la diferencia
con tu ausencia y mi derrota
en el intento de ese olvido.
Y en el intento de ese recuerdo.

¿Olvidarte o recordar tu olvido?

1 comentario:

  1. Me ha encantado critica a la explotacion infantil de patos coreanos. Sigue así.

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