Vuelves - Rozalén

 Será mejor

colocarte en la vitrina
no rozar tu piel,
y sentada desde abajo
mirarte.

                  ROZALÉN

Hoy te he mirado a los ojos
azules
brillantes bajo el sol de tu sonrisa.
Mis piernas se han derretido
y mis pies han comenzado a flotar
me he mordido el labio
y he apretado
pensando:
Escribiré todo un poemario
bajo tu olor
y cada verso llevará tu nombre.

Es reconfortante tener tu imagen en mi cabeza
y volver a repasar cada uno de tus poros.
Y así escribirte desde tus cejas
hasta los tobillos,
revolviéndome entero.

No estoy concentrado,
más bien somnoliento.
Y es que hoy, bajo tanto verde
ha sangrado mi piel por ti
te has reído
y mis heridas se han curado.
Y no puedo dormir
sin decirte lo preciosa que eres antes
y darte las gracias.

No soy bueno en metáforas
por ello hablo de forma literal.

Recuerda esta tarde:
Sobre nosotros, un árbol.
Bajo el árbol, mi sol,
mi vida,
y yo a su lado.

Vuelvo a morderme el labio, entonces, te miro,
y no puedo evitar recorrer tu espalda con la mirada.
Me vuelves loco.

Me llevas detrás como una polilla a la luz.
Y solo miras hacia delante.
Me arrepiento del día en el que te dejé ir
cada mañana,
cada noche,
y cada poema.

Y te pido perdón más de mil veces,
de mil maneras distintas,
con la mirada.
Sé que ya no piensas en mí,
y que nunca me leerás
aunque quieras hacerlo
porque sabes perfectamente
a quien va dirigido mi arte.
Y yo nunca fui capaz de sostenerte la mirada.

Tantas personas han venido después de ti
pobres almas rotas,
cuyos escombros utilicé para buscarte.
Y solo consiguieron cortarme.

Mi poemario lleva tu nombre
y apellidos,
tus ojos turquesas,
sonrisa perfecta,
tus piernas largas,
tus bragas
y tus labios curvados.

El poemario de mis temores,
de mis mayores logros,
y de la mayor belleza
que pueda ser vista jamás.

Voy a contarte algo:
Ya sé por qué odio
que la gente diga que se ha enamorado
al llevar dos semanas de relación.
Es porque yo me enamoré
y no me di cuenta
hasta que tuve que desintoxicarme de ti.

Y no lo he conseguido.


Porque el primer amor no se olvida.
Y es irremediablemente cierto.