Es casi una obligación
escribirte
verde tierra alemana.
Pese a que ante tanto
blanco siento
la impotencia del ladrón
rodeado por toneladas de
monedas de oro.
Así reíste al ver la
pequeñez de mi bolsillo
y de una carcajada
soltaste:
Aquí yo soy la poeta
desarma esa pluma y esa
cabeza
para respirar
y observarme desnuda.
¿Quién dijo que un
desnudo fuese frágil?
si la mente frágil fue
la mía
temblorosa ante la idea
de no contener entre mis
pestañas
una poesía pura,
intangible Beatriz
en el paraíso.
Fue una muerte preciosa
la padecí bajo tus
robles y tus puentes.
Grité, grité
profundamente
en un intento de
desprenderme de mi mismo
y ser uno contigo.
Aunque solo conseguí
raspar mi voz.
Golpeaste mi consciencia
viajero iluso entre
cavernas
y la cima de tu catedral
colisionó
con el más alto de tus
montes
para mostrar cómo el
arte no se escribe
si no se mastica
primero.
No hay vida, ni
imágenes, ni recuerdos
que te muestren
-pues es sabido
que no se vive a través
de un único sentido-
así solo entre arte y
experiencia
será posible volver a
encontrarnos
por primera vez.
Asta las colonias de alemania habras muy bien esther
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