Busca tu poema

sábado, 18 de marzo de 2017

Me advirtieron de drogas, no de ti

Qué malo es
tener ojos
y poder verte.
Qué malo es.

Lo reconozco,
he dejado que me coma el lobo
al que tantos buscan
para poder verte mejor
pero no ha sido suficiente.

Y me han faltado versos
para conseguir mirarte 
sin que me vuelva a ocurrir
una y otra vez.

Qué malo es
tener oídos
y poder escucharte.
Qué malo es.

Saber
que tu voz
es la novena sinfonía de Beethoven,
y todas las anteriores
y las que vinieron después.

Comprender
que solo la pudo componer 
cuando fue incapaz de oír,
-pues ya lo dijo Elvira-
al ser imposible 
contener tanta belleza.

Qué malo es,
tener olfato
y poder olerte
al pasar por un prado
lleno de flores en primavera.

¡Ay! qué malo es,
poder olerte
en las noches de verano,
en el amanecer,
y en el café recién preparado.
Qué malo es.

Ya casi no recuerdo
el olor de la belleza
sin ti.
Eres la sal 
una vez echada.
Y mi comida sin ti
no sabe a nada.

Qué malo es,
tener boca
y no poder besarte.
Qué malo es.

Mis labios pierden sentido
si no pronuncian tu nombre
o reclaman los tuyos.
Me recuerdan aquella vez,
en la que mis gotas
quedaron atrapadas en tu cristal.
Y las soplaste,
creando
fuegos artificiales.

Qué malo es
tener nubes,
sueños,
y miel.
Y recordar tu tacto,
y recordar tu piel.
Qué malo es.

Puedo afirmar,
orgulloso,
que he visto el firmamento
y he pedido el mismo deseo
en cada uno de tus lunares.

Una pena
que tú fueses la única
estrella fugaz.
Para mí, más estrella
para ti, más fugaz.

Qué malo es,
vivir
y poder vivirte.

Qué malo es,
vivir
y no poder vivirte
a mi manera.

2 comentarios: