Hoy he leído a Bukowski
y he tenido arcadas.
Dicen que solo se escribe
al estar desequilibrado
y Charles vivía cuesta abajo
entre poemas.
Yo, por otro lado,
vivo de otoño en otoño,
desaparezco en el buen tiempo,
y vuelvo entre lluvias torrenciales.
Hay un paralelismo,
sin embargo,
entre nuestras vidas;
Quebrar y escribir,
escribir y recuperar,
recuperar y beber,
beber y quebrar.
Pero no, no escribo cuando
encuentro un trozo de carne en la nevera,
o sonrío ante un reflejo roto y sucio
de mi peor peinado,
escribo cuando es mi carne la que se enfría,
cuando yo soy espejo creyendo ser ventana,
y me rompo.
Es por eso que en tiempos de paz,
pierdo mis papeles y
la noción del tiempo.
Y es por eso que antes de escribir,
prefiero leer,
para estar listo el próximo otoño.
Aunque mi lectura sea cruda, amarga y
antimoral,
sigo leyendo,
como quien camina en contra del viento.
Aunque mi lectura sea Bukowski.
Él me ha enseñado que
incluso un borracho misógino
puede ponerse las gafas de la poesía
y escribir poemas que ni él entiende.
Déjame decirte,
que el arte es un arma de doble filo.
Desenmascaras al mundo
y él te desenmascara a ti.
Que entre tanta arcada,
me das la esperanza
de poder mostrar arte a otro como tú
y desenmascarar el otoño que lleva dentro.
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