a una ruptura reciente que no acaba.
Con el tiempo he aprendido que
debo destrozarme en mil trizas
y olvidarte lo justo
para que te quedes.
omitir tu nombre de mis labios
durante unas horas,
mírame aquí y ahora,
escribiendo aquello que no me permito decir.
Me he dado cuenta de que
esta llaga en el labio es
de tanto sonreír por ti.
Y se me está sanando.
Pues soy un gato callejero
curioso y desconfiado
y ya me has acariciado lo suficiente.
Ahora te pediría
que salieras de mi puta cabeza,
pero me he acostumbrado
a la vida de poeta.
-¿Por qué coño te fijaste en un poeta
si no querías poesía en tus rincones?-
Soy artista y tú arte
y me pides que no mire.
Me tiendes el pincel
y me gritas que no pinte.
Que no valore tu obra
aún siendo la más bella que he visto.
Es como darle un caramelo a un niño
solo para abrírtelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario